Si eres de los que quieres ver un glaciar desde el interior estás de enhorabuena, puedes hacerlo, aunque eso sí, deberás ir a Alaska.
Allí se encuantra el glaciar Mendenhall, un gigante de hielo de 12 kilómetros de extensión.
Muchos son los que van hasta allí a observarlo desde lejos, pero pocos
llegan a sorprenderse desde su ángulo tal vez más curioso: su interior.
El aumento de la temperatura ha provocado el retroceso del glaciar y, gracias al deshielo, se han ido tallando cuevas internas, creando un mundo “surrealista” de colores turquesa en constante cambio.
Ahora bien, poder ver esta maravilla no es tan sencillo. Hay que
emprender una travesía que requiere un tramo en kayak, caminata,
escalada en hielo, y, por último, animarse a meterse en cavernas que en
algún momento podrían desplomarse. Eso sí, como podéis ver en las fotos, seguro que tanto esfuerzo merecería la pena!!!
Vía:http://101lugaresincreibles.com
