Sí, aunque parezca mentira es lo que pasó. Fue en Australia. La serpiente en cuestión, una pitón de tres metros de largo, luchó con el
cocodrilo durante varias horas junto a un lago en Queensland frente a un
varios observadores fascinados.
Las imágenes tomadas con un teléfono muestran a la serpiente tratando de enredarse en su presa antes de devorarla.
Posteriormente se ve claramente la silueta del cocodrilo en el vientre de la serpiente.
Tiffany Corlis, una escritora local, presenció la escena y tomó estas fotos.
"Fue increíble", le contó a la BBC. "Vimos a la
serpiente luchando con el cocodrilo. Envolvió al cocodrilo para
agarrarlo mejor y poner fuera de acción sus piernas".
"La pelea comenzó en el agua. El cocodrilo
trataba de mantener su cabeza fuera del agua, pero la serpiente ya lo
estaba estrangulando".
"Luego de que el cocodrilo muriera, la serpiente
se desenroscó, se colocó frente al cocodrilo y empezó a devorarlo,
comenzando por la cabeza", añadió Corlis.
Corlis dijo que le tomó unos 15 minutos comérselo.
Otro testigo de tan dura batalla, Alyce Rosenthal,
explicó que las dos criaturas pelearon durante cinco
horas aproximadamente.
"No es algo que uno vea todos los días", indicó.
Las pitones de agua de esta zona normalmente
comen animales más pequeños. Los cocodrilos suponen una elección más
rara y mucho más peligrosa, pero con una mayor recompensa: pasarán dos meses antes
de que la serpiente necesite volver a comer.
"Pueden tragar un cocodrilo, no hay problema,
pero este puede defenderse, así que es una opción más peligrosa que comer una
rata", dice Bryan Fry, especialista en serpientes de la Universidad de
Queensland.
La pitones matan a sus presas envolviéndolas con
su cuerpo y esperan a que su presa exhale para apretar su abrazo y así
restringir gradualmente su respiración.
Un estudio publicado en 2012 por la publicación
Biology Letters de la Sociedad Real británica sugirió que las serpientes
pueden sentir el latido del corazón de sus víctimas, así que saben
cuando su presa deja de respirar y pueden conservar la energía para el
siguiente paso, que es tragarla.
Las mandíbulas de las pitones no están unidas, son flexibles y pueden abrirse y rodear presas más grandes que la propia serpiente.
Una vez que el animal está en su estómago, su
sistema digestivo –que se cierra cuando no está comiendo– aumenta
notablemente su ritmo metabólico, sus órganos cuadruplican su tamaño
normal y segregan enzimas para descomponer la comida.
La pitón de Queensland se hinchará aún más en los próximos días mientras digiere, explica Fry.
En dos semanas comenzará a hacerse más delgada y
en tres semanas defecará una bola de calcio, ya que habrá absorbido las
grasas y proteínas pero no el exceso de minerales.
El estado australiano de Queensland alberga
algunas de las serpientes más peligrosas del mundo, así como a
cocodrilos de agua salada.
Vía:http://www.bbc.co.uk