Los cigarrillos electrónicos son unos dispositivos que expulsan nicotina cuando la persona hace el gesto de inhalar, funcionan con una batería y son utilizados por muchos como una alternativa para alejarse de la adicción y el hábito de fumar. No emiten humo, sólo un vapor parecido al humo del cigarro. Su precio ronda los 50 euros y las recargas entre 6 y 8 euros. Según sus inventores, los cigarrillos electrónicos tienen el propósito de reducir el consumo de tabaco.
Desde hace unos meses los podemos encontrar en Internet, grandes almacenes y, por supuesto, en las farmacias, como un nuevo método para dejar de fumar, pero según denuncia la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) son "de dudosa eficacia" para abandonar este hábito.
"No se ha demostrado que los cigarrillos electrónicos ayuden a dejar el hábito del tabaco". "Los cigarrillos electrónicos no son para dejar de fumar, a pesar de lo que afirmen quienes los venden".
Estos cigarrillos se venden como productos no sanitarios por lo que las agencias reguladoras no se han manifestado en contra de ellos. La OCU, sin embargo, dice que: "es importante que se regule el uso de estos dispositivos en espacios públicos" porque dan mal ejemplo a los jóvenes.
Por eso desde la OCU se pide que incluyan estos dispositivos dentro de las "prohibiciones contempladas por la ley, para evitar perjuicios a los no fumadores, evitar ambigüedades y acabar con la imagen del tabaco asociada a actos sociales".
La FDA, la agencia del medicamento de Estados Unidos, analizó varias de las marcas más vendidas de estos cigarrillos y descubrió "sustancias tóxicas en uno de ellos, más nicotina de la que declaraban en otros, y en gran parte compuestos cancerígenos como nitrosaminas".
"Los cigarrillos electrónicos están compuestos por un tubo de metal con una cámara que contiene nicotina líquida en un cartucho recargable. Los fumadores dan caladas pero no lo encienden, lo que lleva a muchos a usarlo para evitar las prohibiciones de fumar en los espacios públicos. Sin embargo, el usuario inhala nicotina "junto con otros muchos compuestos tóxicos de los que no estamos seguros", dijo Douglas Bettcher, director interino de la Iniciativa Sin Tabaco de la OMS.
Hasta ahora parece ser que no hay pruebas científicas que demuestren que el cigarrillo electrónico sea efectivo y seguro para dejar de fumar. Hay que hacer más pruebas y exámenes clínicos para poder conocer su efectividad y su posible "riesgo"para la salud. Eso sí, sea o no eficaz, muchos quieren prohibirlo porque, al fin y al cabo, estamos fumando y eso es, precisamente, lo que se quiere evitar.
1 comentarios:
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